miércoles, 21 de noviembre de 2007

¿QUIENES DEFENDIERON LA SOBERANIA NACIONAL EN VUELTA DE OBLIGADO? ELLOS TAMBIEN SON HEROES DE LA PATRIA


Coronel Santiago Maurice

Natural de Francia. Cuando en febrero de 1841 el almirante Guillermo Brown recibió el encargo de Juan Manuel de Rosas de hacerse cargo de la escuadra que debía organizar para combatir contra las fuerzas navales de Rivera, mandadas por Coe, Santiago Maurice se presentó a aquel Almirante para formar parte de la misma. A fines de abril de aquel año relevó al comandante Nicolás Jorge que se enfermó en el mando de la goleta “Entrerriana”, armada con 8 cañones, cargo que desempeñó hasta el 26 de octubre, fecha en que debió desembarcarse por haberse resentido su salud a bordo de aquella embarcación con malas condiciones de habitabilidad. Pocos días después Brown recomienda al Gobierno que al “teniente graduado de capitán, Santiago Maurice, se le de la efectividad, por ser oficial que hará honor a su despacho”. En estas circunstancias, el 6 de noviembre de 1841 era embarcado en el buque insignia de Brown, en el nuevo bergantín “San Martín”; con el cual se participó en el combate del 9 de diciembre librado contra la escuadra de Coe, a unas 15 millas al S.E. de Montevideo, contribuyendo a la captura del bergantín “Cagancha”, totalmente desarbolado, en las proximidades del Banco Ortiz.

Al año siguiente Maurice se enfermó nuevamente, por lo que debió ser desembarcado, causa por la cual no participó en el combate de Costa Brava librado por Brown contra Garibaldi, el 15 de agosto de 1842. Reembarcado en el “San Martín” en noviembre del mismo año, pronto quedó a cargo del buque interinamente, por haberse desembarcado su comandante Guillermo Bathurst. En enero de 1843 pasó al pailebote “Recuerdo”, que varó en La Colonia, averiándose, culpando el capitán del mismo, S. Dorero, a Maurice de ser el responsable del accidente, circunstancia por la cual solicitó el pago de una indemnización.

A fines de octubre de 1843, Maurice releva al sargento mayor Bathurst en el comando de la barca “25 de Mayo”, después de haber actuado unos meses en el bloqueo de Montevideo, a bordo de la “Chacabuco”.

Con la “25 de Mayo”, Maurice llegó al Buceo el 13 de diciembre de 1843, después de haber recorrido la costa frente a Maldonado, para donde había partido el día 8 del mismo mes, junto con el “9 de Julio”, por orden de Guillermo Brown. A mediados de enero de 1844 Maurice por enfermedad, debió ser relevado por King. El 11 de marzo por orden de Juan Manuel de Rosas, releva a Bathurst en el mando del bergantín “Echagüe”, siendo remitido el primero preso a Buenos Aires, estando acusada la tripulación del buque que mandaba de haber sacado vestuarios y otros artículos de la barca francesa “Balguerie”, lo que motivó un reclamo del vicecónsul de esta nacionalidad en Maldonado, M. Calamet, y también por el conde de Lurde. Por esta causa, el “Echagüe” se había trasladado a Buenos Aires en el mes de febrero, efectuándose el relevo de Bathurst en esta ciudad: (Este último estaba acusado del referido saqueo por parte de la tripulación de su buque a la “Balguerie”, el 29 de diciembre de 1843, cuando el “Echagüe” fue a salvar la gente de aquella, encallada en el Banco Inglés; tal acusación no parece haber estado suficientemente fundamentada).

Mientras el “Echagüe” sufre largas reparaciones en el Tigre, a donde entrara el 26 de marzo de 1844, Maurice es designado “juez fiscal” en el sumario del desventurado Bathurst, el cual terminó pronto, pues en la noche del 18 de mayo del mismo año falleció el procesado. El fiscal Maurice ordenó la autopsia del cadáver.

Posteriormente, Maurice pasó a comandar el “9 de Julio”, con el cual llegó a la línea de bloqueo frente a Montevideo, el 8 de diciembre de 1844. Este buque, junto con el “San Martín”, el “Echagüe” y el “Maipú”, el 2 de agosto del año siguiente fueron tomados por los anglo-franceses, que izaron en los mismos la bandera de aquella nacionallidad, correspondiéndole la francesa al “9 de Julio”: tal fue el llamado “robo de la escuadra” de Rosas. Las tripulaciones regresaron a Buenos Aires.


SU PARTICIPACION EN LA BATALLA DE VUELTA DE OBLIGADO Y EN LAS DOS QUE TUVIERON LUGAR EN ANGOSTURA DEL QUEBRACHO, EN 1846


El capitán Maurice se incorporó entonces a las fuerzas del general Lucio Norberto Mansilla, que habían recibido órdenes de Juan Manuel de Rosas de interceptar el pasaje por el Paraná, a la escuadra anglo-francesa: en el Combate de la Vuelta de Obligado, el 20 de Noviembre de 1845, mandó dos piezas de artillería situadas en el flanco izquierdo de la línea federal, figurando entre los que merecieron conceptos elogiosos del general Mansilla en su parte al Restaurador.

Formando parte de las mismas fuerzas, participó en la acción del Quebracho el 16 de enero de 1846, y otros cañoneos de menor importancia en el curso del año 1846, cuando la escuadra anglo-francesa y los buques mercantes aliados regresaban de Corrientes. Como sargento mayor de infantería en comisión, participó en la segunda Batalla de la Angostura del Quebracho, el 4 de junio de 1846.

Fuente: http://es.metapedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Cortina


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Coronel Álvaro José de Alzogaray


Afirmamos sin temor a equivocarnos que el Coronel Álvaro José de Alzogaray fue el único de su apellido que valió la pena para la Patria. Descendiente directo del fanático liberal y gorila Álvaro "chancho" Alsogaray, el fundador de la UCEDÉ. El 20 de Noviembre tenía bajo su comandancia la Batería "Restaurador" en la Batalla de Vuelta de Obligado. Defendió con heroismo su posición en el transcurso de la refriega.

No obstante su legajo lleno de gloria por haber dado lo mejor de sí en tiempos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, en su obra "La Masonería en la Argentina a través de sus Hombres", el masón grado 33 Alcibíades Lappas afirma en la página 103, Primera Edición: "(...) Al ocurrir su deceso, [Álvaro José de Alsogaray] era inspector general de la Armada. Iniciado el año 1862 en la Logia San Juan de la Fe, de Paraná. En 1867 se afilió a la L. Constante Unión Nº23 de Corrientes y a partir de 1870 perteneció a la Logia Regeneración Nº5 de Buenos Aires".


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Coronel José María Cortina

Este ejemplar militar argentino en sus inicios actuó a favor de las fuerzas portuarias de Buenos Aires, y confundido combatió contra los ejércitos federales del Padre del Federalismo Argentino, José Gervasio de Artigas, hacia 1815. El resto de su vida como militar es digna de reconocimiento.

Héroe de la Guerra contra el Brasil, actuó en misión secreta en territorio brasileño, en 1825. De regreso a Buenos Aires, 1826 lo sorprende como sargento mayor en el Regimiento Nº1 de Caballería. Participó en la Batalla de Ituzaingó el 20 de febrero de 1827 contra el Imperio del Brasil. En esta memorable acción, muere en combate el Coronel Brandsen que era el jefe del regimiento de José María Cortina.

Héroe de la Campaña al Desierto de 1833, pues participó junto a Juan Manuel de Rosas y Juan Facundo Quiroga, entre otros, en la misma. Lo hizo con el grado de Coronel, pues fue promovido como tal el 21 de enero de 1833, y en dicha campaña actúa como Comandante del Regimiento Nº5 de Milicianos de Caballería "Colorados del Monte", el legendario cuerpo creado en 1820 por el Restaurador de las Leyes.

Héroe de la Batalla de Vuelta de Obligado, el Coronel Cortina mandaba 2 escuadrones de 220 plazas, los que estaban a las órdenes del ayudante mayor Julián del Río y del teniente Facundo Quiroga, éste último uno de los 2 hijos del Tigre de los Llanos, Brigadier General Juan Facundo Quiroga, ni más ni menos. Las fuerzas de este Héroe anónimo para la historiografía liberal-marxista estaban a retaguardia de la Batería "Restaurador". El Coronel Cortina también estuvo presente en ambas acciones que tuvieron lugar en Angostura del Quebracho en enero y en junio de 1846, dentro de ese acontecimiento al que llamamos Guerra del Paraná.

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Nota de redacción: Estos son apenas algunos de los Próceres Olvidados de la Patria y que lucharon contra el invasor anglofrancés aquella jornada que con el tiempo, y durante la tercera presidencia del Teniente General Perón, mereció ser recordado como el Día de la Soberanía Nacional.

Justamente por haber combatido por la Confederación Argentina en tiempos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas es que ningún lugar físico preponderante lo recuerda. No hay lugar público que registre el insigne nombre de estos auténticos paladines de la soberanía argentina.

Desde la Agrupación Patriótica AURORA vaya este humilde y sencillo homenaje a los federales que dieron una de las poquísimas muestras de valor y amor por la Patria a lo largo de nuestra historia hasta nuestros días.

1845 - 20 DE NOVIEMBRE - 2007

DIA DE LA SOBERANIA NACIONAL

sábado, 10 de noviembre de 2007

EL DIA DE LA TRADICION EN EL PUEBLO "25 DE MAYO", PROVINCIA DE BUENOS AIRES


Ayer, 10 de Noviembre (Día de la Tradición), tuvimos la enorme satisfacción de ser invitados al pueblo 25 de Mayo por miembros del Tercio de Montañeses que iban a hacer una recreación histórica conmemorando no solamente el natalicio de José Hernández, sino también el 171 aniversario del pueblo, que en sus comienzos fue un fortín fundado bajo el gobierno de Juan Manuel de Rosas.

En auto fueron alrededor de dos horas y media de viaje. Adentrándonos en la llanura pampeana, extensa y rica, un cielo gris que no aflojaba su permanencia en el cielo amenazaba el desarrollo -creíamos- de aquella celebración que nos llena de orgullo. Pero no fue así.




En la plaza principal del pueblo apuraban los preparativos para la llegada de los que desde 2006 visten los mismos uniformes históricos del Regimiento del Tercio de Montañeses, regimiento español que puesto bajo las órdenes del Virrey Santiago de Liniers, dieron feroz resistencia a los invasores ingleses en 1806 y 1807, en Buenos Aires.

La plaza se cubría de lugareños, niños, adultos y ancianos, al tiempo que se hicieron presentes diferentes escuelas del pueblo con banderas de ceremonia. Un Pabellón Nacional de enormes proporciones, con sus inequívocos colores azul y blanco, fue izado en medio de aplausos y vítores a la Patria...



Fueron muy emotivos unos versos que una maestra recitó enalteciendo la figura del gaucho argentino, que por altruista fue penosamente olvidado y despreciado en nuestro devenir como nación.

El acto en la plaza central de 25 de Mayo fue austero pero justo, y como bien puede notarse en una de las imagenes, a la hora de enganchar la Bandera Argentina al mástil, para su izamiento, lo hicieron niños, hombres relacionados a lo militar, gauchos, y hasta civiles...Todo un ejemplo de unión y nacionalidad, el cual anhelamos fervorosamente.

Un sabroso asado criollo, alrededor de las 13:30 horas, aguardaba en un Centro Tradicionalista en las afueras del pueblo...




Alrededor de 100 comensales disfrutamos de las carnes argentinas que crujían en los fierros de una parrilla bonaerense, todo lo cual tenía una auténtica escenografía campera: gauchos a caballo, niños admirados por los trajes militares españoles de los Montañeses, paisanaje narrando historias de admirables jinetes de antaño, carromatos a la deriva de visible época hispánica, añejados y firmes.



En el lugar, luego del colosal asado hecho con leña, iba a tener lugar una vibrante recreación histórica donde los gauchos vencían a los regimientos españoles que, como el del Tercio de Montañeses, luego de 1807 volvían a jurar lealtad absoluta a la Corona española.




Y mientras los jinetes se preparaban para su posterior participación en la recreación histórica, la tarde veinticinqueña del Día de la Tradición se iba perdiendo entre vinos, carcajadas y relatos populares...


Listos para presenciar el cierre de la jornada en recordación del nacimiento de José Hernández, el Tercio de Montañeses era ahora el enemigo: una voz a través de los parlantes del predio del Centro tradicionalista "El Fortín" indicaba que corría el año 1815, y que los valientes gauchos montados en sus zainos iban en busca de uno de los últimos reductos realistas que quedaban por vencer en suelo patrio...



Entonces sí, despidiendo tras sus herraduras y su voluptuosidad muscular relinchos estruendosos, los caballos criollos con sus corajudos jinetes galopan al encuentro del enemigo realista, renuente a dejar este suelo que clamaba por una patria soberana...



Era el fin del dominio realista...


El sol, aunque débil, iba despidiéndose en el horizonte de la pampa argentina. Aquel jolgorio patriótico y lleno de fervor gauchesco era una bendición en tiempos tan oscuros. Las largas sombras que desfiguraban nuestras siluetas indicaban el regreso a casa.

jueves, 1 de noviembre de 2007

UN DIA COMO HOY LA SUBVERSION MARXISTA ASESINABA AL COMISARIO GENERAL ALBERTO VILLAR, UN EJEMPLO DE LA POLICIA FEDERAL ARGENTINA

El Comisario General Alberto Villar rastrillando los montes en Catamarca. Circa 1973/1974.

1974 - 1º DE NOVIEMBRE - 2007



"La Muerte es ligera como una pluma, solo el deber pesa como una montaña"...



El Comisario General Alberto Villar fue designado como Jefe de la Policía Federal Argentina por el Teniente General Juan Domingo Perón, y fue la demostración más clara de cómo se puede combatir a la subversión y el flagelo terrorista desde la democracia. Porque Villar fue Jefe de Policía en democracia. Que eso no lo olvide nadie.

Eran las 10:30, aproximadamente, del viernes 1º de Noviembre de 1974, “Día de todos los Santos”. Tres vehículos Ford Falcon avanzaban lentamente sobre los 200 metros de tierra de la calle Luis Pereyra, en Tigre, el único acceso hasta el fondeadero “Sandymar”, sobre el arroyo Rosquete y detrás de los astilleros “Astarsa”, a orillas del río Luján. En uno de esos autos y protegido en su vanguardia y retaguardia por 10 miembros de su custodia personal, viajaban el Jefe de la Policía Federal, Comisario General Alberto Villar y su esposa, Elsa María Pérez.

Al llegar a la guardería náutica, la calma del lugar no se alteró cuando descendieron del rodado Villar y su mujer, ambos vestidos de sport para la ocasión y portando bolsos como para pasar el día en el delta.

A la hora apuntada subieron a la lancha de no más de 10 metros de eslora llamada “Marina”, que les había acercado un marinero. Ahora sí, todo estaba dispuesto para disfrutar del sol de aquella mañana. El crucero propiedad del entonces comisario, y que había permanecido con el motor en marcha durante 15 minutos, esperando el abordaje de la pareja, lentamente comenzó a pasearlos, adentrándose uno, ocho, quince, treinta metros en el río. Entonces “se produjo una explosión indescriptible y prácticamente la total voladura de la embarcación que, en medio de un cerco de fuego, se hundió rápidamente”, dio su versión un vecino del lugar. La nave desapareció justo en el centro del riacho La Rosqueta, ante la mirada atónita e impotente de la custodia policial, que en este caso logró salvar la vida al obedecer las órdenes directamente de su jefe de quedarse a esperarlo en el pequeño muelle.

La desesperada ayuda de un remero tampoco sirvió de nada. Los cadáveres de la pareja Villar estaban mutilados y muertos antes de hundirse la embarcación. Cualquier intento, cualquier movimiento ya era demasiado tarde. El Jefe de la Policía Federal de un gobierno democrático y su esposa habían muerto asesinados.

En un primer momento lo único que se sabía era lo que se ignoraba: 1) que un artefacto explosivo (colocado en la quilla de la “Marina”, tal vez por hombres ranas) había sido el arma mortal; 2) que ninguna organización guerrillera se había adjudicado el crimen.

Aun cuando ninguna organización subversiva se había adjudicado el asesinato, dentro de Montoneros se sabía la verdad. Hasta el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) tuvo que admitirlo, y lo hizo a través del periódico “Estrella Roja”, su órgano oficial: “…una unidad de la organización hermana Montoneros llevó a cabo el ajusticiamiento del Jefe de la Policía Federal… El ERP saluda calurosamente a esta sección de Montoneros que ubica a la organización en la trinchera de los que luchan con las armas en la mano contra este gobierno reaccionario y proimperialista…”.

Y como para no ser menos, la banda de Roberto Santucho, ese mismo día, procedió a ocupar el pueblo Los Sosas, en pos de su objetivo de dar fuerza a la guerrilla rural.

El “Operativo Villar” fue detalladamente procesado por los “GEC” (Grupos Especiales de Combate). Estas unidades se formaron con posterioridad al asesinato del dirigente radical y ex ministro del Interior del gobierno del General Alejandro Agustín Lanusse, el doctor Arturo Mor Roig, en junio de aquel año. La Conducción Nacional creó a partir de este “éxito” a medias (muerte de Mor Roig, un guerrillero muerto, otro capturado), los GEC, un proyecto luego concretado de conformar tropas de elite. A diferencia de otras unidades montoneras, éstas actuaban en cualquier jurisdicción. Sus principales líderes fueron Horacio Mendizábal (alias “El Vasco”, muerto en 1979) y Roberto Cirilo Perdía (alias “El Pelado Carlos”, ahora pasteurizado, homogeneizado e indultado y funcionario de los gobiernos de turno), quienes junto a Norberto Habbeger (alias “El Cabezón”, desaparecido en 1979) provenían de la banda “Descamisados”, la cual en 1968 se fusionó con Montoneros.

El Comisario Alberto Villar era “la síntesis de la represión” para las bandas armadas del marxismo. Al parecer, su asesinato estaba determinado desde los años de Lanusse. Así, no tardaron en enterarse, por informes de su propia inteligencia (Rodolfo Walsh, Horacio Verbitsky eran los pilares de la misma), que en los astilleros “Astarsa”, en el Tigre, había entrado en reparaciones la embarcación de Villar, “Marina”, y que el mismo comisario ordenaba que se terminara rápido porque deseaba navegar en su primer día de franco. El primero que se enteró fue Norberto Ahumada (alias “Beto”, capturado en 1977 por los Grupos de Tareas de la Marina y llevado a la ESMA, donde habría “prestado colaboración” que le significó su liberación dos años después y su partida a España, donde actualmente reside). De “Beto”, la información pasó inmediatamente a los GEC, que luego se enteraron, hacia el 25 de Octubre, que el 1º de Noviembre sería “el día”. Por lo pronto, tenían la imperiosa necesidad de saberlo con precisión, porque la carga debía ser colocada apenas un día antes y sin que en los astilleros nadie tuviera la menor idea de lo que sucedería; no sólo para prevenir “filtraciones”, sino también para no comprometer a los trabajadores-agentes que habían brindado la información clave.

Mendizábal, jefe de los GEC, había descartado de plano la idea de un operativo a lo Aramburu, a lo Vandor o incluso a lo Rucci, debido a la fuerte custodia y a todas las medidas de seguridad que protegían al comisario. Para algunos “montos”, la figura de Villar inspiraba odio, sobre todo después de decidir la clausura del diario “Noticias” (el que dirigía Miguel Ángel “cogote” Bonasso), que era una de las principales fuerzas de la propaganda montonera, financiada por Gelbard, Graiver y otros), y por sus declaraciones posteriores que constituyeron todo un desafío propio de un pesado que sabía que tenía los días contados: “Ya tenía un cajón para él, pero él tenía varios para nosotros”, decía un guerrillero de la época.

El siguiente paso de los GEC, fue determinar el orden y los ejecutores. De este modo fueron designados dos pelotones integrados cada uno por cinco guerrilleros perfectamente adiestrados. Todo fue dirigido por “El Vasco” Mendizábal, la coordinación de “Beto” Ahumada, una combatiente jamás identificada, otros dos conocidos como “Nacho” y “Pippo” (que habían participado en el asesinato de José Ignacio Rucci) y Máximo Nicoletti (alias “El Gordo Alfredo”) y su señora. La intervención de Nicoletti sería clave para el operativo, pues se trataba de un buzo táctico con registro profesional y a la vez experimentado hombre montonero. Como en el caso de Ahumada, años después, “El Gordo Alfredo” también fue capturado por los Grupos de Tareas y llevado a la ESMA junto con su mujer al intentar volar una nave misilística de la Armada. Ambos fueron liberados en 1979, se hizo orgánico del SIN (intentó, sin éxito volar una nave de guerra inglesa en Gibraltar con algunos oficiales de la Armada). Su mujer, Liliana Chiernajowski, se terminó casando con el Vicepresidente de la Nación en el gobierno de la ALIANZA, Carlos “chacho” Álvarez.

Precisamente Nicoletti y el guerrillero identificado como “Pippo” aproximadamente a la 1 de la madrugada del viernes 1º de Noviembre de 1974, se sumergieron en las aguas del Tigre con el equipo completo de buceo y casi 20 kilos de trotyl bajo el brazo. Según sabían, este elemento era el único que se podía emplear bajo el agua y que además resultaba de sencilla aplicación.

Así fue como colocaron la bomba debajo del asiento del conductor, de la manera más disimulada posible. Las horas pasaron. Los dos pelotones montoneros apostados con itakas, ametralladoras y armas largas, sólo aguardaban la llegada de Alberto Villar. La idea era detonar el “caño” cuando el comisario todavía se mantuviera en la orilla, para que de este modo murieran tanto él como sus custodios, pero la presencia de varios peones y otros trabajadores lo hizo imposible. Sin embargo, la muerte de la señora Elsa María Pérez de Villar pareció no valer tanto.

La explosión despidió el cuerpo de la mujer hasta la ribera del riacho. El cuerpo del comisario, en cambio, fue encontrado completamente mutilado junto a los restos de su embarcación.

De esta manera cruel y despiadada murió asesinado un hombre que demostró que se puede luchar ‘por derecha’ contra las bandas del marxismo, encarnadas en Montoneros y ERP. Que en la realidad concreta era el pensamiento del General Perón. O sea que él se hacía cargo y no como otros uniformados que ocultaban su cobardía en los subordinados y jamás “ponían los dedos”, que es lo que manda el honor militar…