martes, 22 de junio de 2010

GENEALOGIA DE FACUNDO QUIROGA: ALGUNAS REFERENCIAS NECESARIAS

Juan Facundo Quiroga Fernández (1819-1881). Héroe de la Batalla de Vuelta de Obligado, federal neto y rosista comprobado.

A raíz de un artículo que publicamos con fecha 9 de marzo de 2008, y que tenía como tema la estadía de Juan Facundo Quiroga en Buenos Aires entre diciembre de 1833 y enero de 1835, hemos recibido algunos comentarios de gente interesada en conocer datos de descendientes del caudillo federal que, al parecer, se asentaron por la zona de Ramallo y San Pedro, en la provincia de Buenos Aires.

Una señora llamada Elsa, por ejemplo, nos mandaba decir que un hijo de Facundo peleó en la batalla de Vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, y que un José María Quiroga fue Juez de Paz en la citada localidad de Ramallo por 1870. Y más recientemente, el señor Agustín Speroni nos dejó un comentario en el que reseña que, tal como decía Elsa, hay familiares del Tigre de los Llanos por Ramallo, los cuales guardan parentesco con su señora madre, según expresa en nuestro “blog”.

No es una tarea sencilla la búsqueda de la genealogía del general Quiroga; recuérdese lo que ocurrió cuando murió Rosas en 1877: “Al morir Juan Manuel de Rosas en Southampton, Inglaterra, un grupo de seguidores del restaurador organizó una misa en su memoria en Buenos Aires –afirma una nota del 13 de febrero de 2005 aparecida en “La Nación”-. El gobierno nacional se opuso a semejantes honores y se exacerbaron los ánimos de los descendientes de las víctimas “del tirano Rosas””.

Alertado por la horda de unitarios que quería destrozar la tumba de Juan Facundo Quiroga, un yerno de éste, el suizo Antonio Demarchi, escondió el cadáver del patriota detrás de una pared que mandó construir con total celeridad, ubicando el féretro de manera vertical. Además, hizo borrar el nombre de Quiroga de los registros del camposanto.

De todos modos, nadie impidió que los enemigos de Rosas marcharan al cementerio del Norte para mancillar la bóveda de Quiroga, entre otros símbolos federales. Se afirma que esa horda de unitarios enlazó la estatua de la Virgen La Dolorosa (que se ubica en la parte superior de la bóveda del patriota) a un caballo, con la clara intención de derribarla. Enseguida se calmaron los ánimos, evitándose la profanación de la bóveda y de la imagen de la Virgen. Por largos años, no se supo mucho de los descendientes de Quiroga, porque era un apellido “maldito” para el liberalismo masónico triunfante.



LOS HIJOS VARONES DE FACUNDO QUIROGA

Juan Facundo Quiroga había casado con doña María de los Dolores Fernández en 1817, y tuvieron 5 hijos: María del Corazón de Jesús (casada con José Salvio Gaffarot); José Norberto; Juan Ramón; Mercedes (casada con Antonio Demarchi Trezzini, de origen suizo); y Juan Facundo.

Nos ocuparemos en esta nota de mostrar algunos datos biográficos de 2 de sus hijos varones, Juan Ramón y Juan Facundo, no así de José Norberto Quiroga, de quien no tenemos información.

Juan Ramón Quiroga Fernández nació el 22 de diciembre de 1817 en San Antonio de los Llanos, La Rioja, el mismo año en que contrajeron matrimonio sus padres, y fue un hacendado exitoso. Tuvo numerosas estancias en las localidades de San Pedro y Arrecifes, muy cerca del entonces pueblo de Ramallo.

Su existencia era tranquila y relativamente cómoda, a pesar de que nunca había sido adepto a los principios de la Confederación Argentina. En verdad, Juan Ramón Quiroga fue un unitario salvaje convencido, llegando a ofrecer a sus peones de estancias para que sirvan en las filas de los ejércitos subversivos del general Juan Lavalle, cuando éste emprendió sus campañas contra la patria entre 1839 y 1841. Descubierta por el gobierno federal su colaboración con el enemigo, el Restaurador de las Leyes le embargó sus tierras.

Juan Ramón Quiroga Fernández falleció en el año 1869.


EL TENIENTE JUAN FACUNDO QUIROGA: HEROE DE OBLIGADO

Se ha pretendido ocultar la vida del eximio federal y teniente de Milicias de Caballería, don Juan Facundo Quiroga Fernández, hijo del Tigre de los Llanos. Básicamente porque su actuación bajo el gobierno rosista contradice la falsa versión liberal de que el asesinato de Quiroga fue instigado y ordenado por Juan Manuel de Rosas, pues ¿acaso habría servido aquél al “asesino” de su padre? Esa mentira historiográfica queda descartada de plano, incluso, si tenemos en cuenta las buenas amistades que tuvieron a lo largo del tiempo, y después de 1835, la viuda del general Quiroga con los Ortiz de Rozas.

Juan Facundo Quiroga Fernández nació en San Antonio de los Llanos, provincia de La Rioja, en 1819, y abrazó la carrera militar. Ferviente seguidor del Restaurador de las Leyes, cuando se precipitaron los acontecimientos de la Guerra del Paraná (1845-1846) no dudó en alistarse en los ejércitos federales que se batieron contra las escuadras de Francia e Inglaterra.

En la batalla de Vuelta de Obligado, revistó como teniente de Caballería al frente del 1° Escuadrón del Regimiento N°4 de Milicias de Campaña, estando bajo el mando del coronel José María Cortina. Ellos se ubicaban en la retaguardia de la Batería “Restaurador”, y tenían como misión defender las posiciones nacionales que estaban apostadas en las costas del río Paraná.

No se sabe mucho más de este federal neto e hijo del inolvidable caudillo riojano. Contrajo matrimonio en Buenos Aires el 9 de abril de 1870 con doña Dominga Guardo. El héroe de Obligado murió en San Pedro, provincia de Buenos Aires, el 15 de junio de 1881. El revisionista Pedro de Paoli, en cambio, sostiene que falleció en la ciudad de Buenos Aires.

De los 6 hijos que tuvo Juan Facundo Quiroga Fernández, uno se llamó Facundo Baldomero Quiroga quien, al igual que su padre, fue militar. Antes de eso, había cursado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, llegando al 4to. Año en la carrera de las leyes. Abandonó sus estudios para entrar al ejército.

Facundo Baldomero Quiroga alcanzó el grado de capitán en el Batallón 8 de Infantería, cuerpo con el que fue enviado a la frontera para enfrentar a los salvajes. A poco de terminar el año 1877, se le encomendó perseguir una partida de indios que estaban merodeando el Fuerte Argentino (actual ciudad de Tornquist, provincia de Buenos Aires). Otra comisión destacada para cumplir la misma función, al mando del teniente Adolfo Drury, se encontró una noche cerrada con la de Quiroga, situación que promovió un confuso tiroteo pensando que se hallaban ambos frente a las tribus aborígenes. En esta acción pierde la vida el capitán Facundo Baldomero Quiroga.

El nieto del general Quiroga estaba casado con Dominga Quiroga y Curro, que era hija del unitario salvaje Juan Ramón Quiroga Fernández. Es decir, había contraído matrimonio con su propia prima.

martes, 8 de junio de 2010

"MATE COSIDO", A 70 AÑOS DE SU MISTERIOSA DESAPARICION (PARTE I)

Segundo David Peralta (1897- ¿?)

Segundo David Peralta llegó a ser una leyenda, pues su historia evoca el anhelo de libertad del ser humano, que puede alcanzar cierta fama y no ser molestado nunca más por ese motivo. Llegó a ser una leyenda porque hizo justicia (con todo lo que ello implica) y "no se la creyó". No fue demagógico, no terminó rodeándose de elementos indeseables dignos del exitismo imbécil y tampoco desdijo sus principios pues, hasta el final incierto de su carrera aventurera, fue bien recibido en las aldeas pobres del noreste patrio.

Pero la gracia de su existencia radica en que nunca se encontró su cadáver o su tumba. Al igual que los dioses de la antigüedad, Peralta es inmortal, y si de él hablamos, entonces nos insertamos en el mundo mitológico. El tucumano es una viva síntesis de mito y leyenda, y del hombre que hace justicia 'por su cuenta'. No esperó la burocrática decisión y reacción de los jueces engominados y pulcros para que los pobres del noreste tuvieran un plato digno de comida. No entendía que la justicia se tenga que dirimir a través de irrisorias condenas dictadas al estafador, corrupto o político canalla que, más tarde o más temprano, y a través de un soborno inmoral, volviera rápidamente a la calle para seguir robando a los más necesitados y desesperados.

Cual Patoruzú de la historieta nacional, "Mate Cosido" impartió justicia en el pobrerío, entre la gente bienintencionada y de esforzada supervivencia, gauchos perdidos de la Argentina postrada por el torbellino liberal que todo lo rompía, que todo lo dañaba.


ENERO DE 1940, Y DESPUES...

En este 2010, se cumplen 70 años de su desaparición, de su paso a la inmortalidad. O así dice el común de la gente. ¿Cuál fue la última fecha en que se lo vio? Aquí comienzan las divergencias.

Dado que "Mate Cosido" y su banda habían perpetrado una serie de golpes millonarios contra estancieros y firmas relacionadas a la británica "La Forestal", donde, en largas jornadas laborales, los hacheros argentinos se deslomaban para ganar una miseria, el gobierno nacional pidió que en la provincia del Chaco se creara un destacamento de la Gendarmería Nacional. Al instalarse la fuerza, se les ordenó capturar vivo o muerto al bandolero Segundo David Peralta.

Gendarmería apareció en 1938 por esas zonas, constituyéndose en "el instrumento óptimo en la acción contra el bandolerismo, tanto por las facultades de que estaban investidos sus agentes como por la ejecutividad de sus procedimientos, así como por los equipos de movilidad y comunicaciones, que permitían controlar extensiones muy amplias", reseña un trabajo del diario chaqueño "Norte" de hace varios años atrás.

El 22 de diciembre de 1939, "Mate Cosido" y sus hombres secuestraron al encargado de una estancia llamado Jacinto Berzón, por cuya liberación pidieron la friolera de 50.000 pesos fuertes de la época. Las negociaciones con los familiares de Berzón se extendieron hasta el 7 de enero de 1940, fecha en que se resolvió el pago del rescate.

A "Mate Cosido" se le mandó decir que un pariente del secuestrado viajaría en un tren que salía de la localidad chaqueña de Villa Berthet con rumbo a Villa Angela, el día 7 de enero de 1940, portando el dinero. A su vez, la banda de Peralta exigió que el dinero (envuelto en un paquete rígido) sea arrojado desde la formación cuando el familiar del secuestrado viera una señal desde el costado de las vías. Ese era el operativo.

Sin embargo, hubo una delación que le jugó una mala pasada a "Mate Cosido". Quienes fueron a recibir los 50.000 pesos fuertes eran el propio Segundo David Peralta y el "Tata" Miño, maleante incorporado a la banda recién en 1938, debido a algunas bajas que había sufrido el grupo en 1937. ¿Quién se había quedado cuidando a Jacinto Berzón? Fue Julio Centurión, un novato en esto de los atracos y el ruralismo. Los tres personajes, Peralta, Miño y Centurión, habían secuestrado el 22 de diciembre de 1939 al encargado de estancia Berzón.

Y como tal, Centurión era un inexperto. Veamos lo que afirma la investigación del matutino del Chaco: "Mientras duraba la ausencia de Mate Cocido y Miño, Berzón conversó persuasivamente con Julio Centurión; le presentó los riesgos y la miseria de la vida en que se iniciaba; le ofreció su testimonio para excusarlo en el asunto y como gratificación en firme por su liberación, una suma de dinero, considerable para el delincuente novel. Esa misma noche, Centurión se presentó con Jacinto Berzón en la comisaría de Villa Berthet". Es decir, que Julio Centurión fue quien delató el modo en que "Mate Cosido" y Miño iban a recibir el rescate por el secuestro de Berzón.

Como podemos imaginarlo, desde la comisaría de Villa Berthet se pasó el dato a la comisaría del pueblo de Villa Ángela, y de ésta a las autoridades de Gendarmería Nacional.

La liberación de Berzón también había sido calculada: el infeliz debía ser restituido a su familia en un poste blanco que yacía a la vera de las vías del tren. Ya enterada la Gendarmería, se dispuso que en lugar de Berzón, que allí se colocara a un gendarme armado pero con pilchas de encargado de estancia. Al mismo tiempo, detrás del tren donde viajaba el familiar con el dinero del rescate, se puso una zorra, en la que había numerosos gendarmes con una ametralladora. Y, por si faltara algo más, dos piquetes de Gendarmería estaban cerca de donde se iba a dejar la fabulosa cifra de dinero.

Una nota del diario "Crónica" del 4 de septiembre de 2005, narra el episodio: "Cuando se produjo la señal, el supuesto familiar arrojó el paquete, en el que sólo había papeles de diarios. Simultáneamente, se lanzó una bengala que iluminó el lugar y permitió distinguir a "Mate Cosido" y a un secuaz [el "Tata" Miño] recogiendo el envoltorio. Los gendarmes abrieron fuego y "Mate Cosido" fue herido, pero zafó de la muerte porque la ametralladora se trabó".

Un trabajo de investigación titulado "Alias Mate Cocido", agrega otros pormenores: "Cuando los gendarmes oyeron pasos que se aproximaban desde el monte, uno de ellos gritó: "¡alto, quién vive!". La respuesta fue una descarga cerrada, a la que contestó una ráfaga atronadora. La noche era de tinieblas. Los tiradores se orientaban por la luz de los fogonazos". Y sigue: "Escabulléndose entre los árboles y la maleza, Mate Cosido y el Tata Miño consiguieron librarse de la persecución. Una legua más allá se separaron con pocas palabras para seguir huyendo. Miño se dirigió a Sáenz Peña, su refugio de siempre, Mate Cosido emprendió el camino hacia Gancedo. Había consumado su última violencia en el Chaco".

A partir de aquella noche cerrada del 7 de enero de 1940, el común determinó que Segundo David "Mate Cosido" Peralta nunca más fue visto sobre la faz de la tierra. ¿Qué fue de este justiciero olvidado de los pueblos terrosos del Chaco, Santiago del Estero y del norte de Santa Fe? ¿Sobrevivió o terminó muriendo en medio del monte por desangramiento?


EL ESTRATEGA RURAL

Segundo David Peralta había sido un estratega formidable. Utilizó en su azarosa existencia múltiples nombres falsos: Julio del Prado, Manuel Bertolatti, José Amaya, Julio Blanco, Ignacio Jiménez y "Angélica". Respecto a este último seudónimo, el mismo fue descubierto en una correspondencia inédita que mantuvo "Mate Cosido" con su hermano Gustavo Patricio Peralta por octubre de 1939. Al enterarse de la detención de su sobrino, "Mate Cosido" dice a su hermano, que vive en Córdoba:

"Octubre 15 de 1939.

De mi aprecio: El negro se encontraba en la finca de la ciudad natal, pero como su estado es grave y tiene mucha fiebre, es posible que delire y diga su dirección, y como usted no quiere que sepa esa familia es que lo pongo en su conocimiento.

Chau.

Angélica".


Esta misiva encierra, además de un seudónimo femenino utilizado por Segundo David Peralta, varias palabras en claves secretas que le servían para evitar detenciones o delaciones. Por caso, en la carta transcripta, la policía es llamada "esa familia", y la cárcel "finca".

Pero hay otra advertencia en la carta del 15 de octubre de 1939: Del Negro (sobrino de "Mate Cosido" detenido en Córdoba y trasladado a Resistencia, provincia del Chaco), "se sospechaba que era depositario del dinero acumulado por su hermano a lo largo de su actividad delictiva. Y en efecto durante los interrogatorios no pudo justificar su holganza económica, pues siendo un modesto empleado del Correo se dedicaba al deporte de los reyes, y disponía de varios "pura sangre" en su caballeriza privada", dice el trabajo antes mencionado.

Lo cierto es que "Mate Cosido" también tenía sus informantes, espías, mensajeros y encubridores, todos habitantes de los parajes y pueblos chaqueños lindantes con la provincia de Santiago del Estero. Incluso, varios de sus colaboradores le suministraban municiones, revistas, diarios y provisiones.

Hubo un hombre al que se lo identificó con las iniciales "R.S.", oriundo de Machagai y suerte de "diligenciador de asuntos y vinculaciones" de "Mate Cosido", que años más tarde ocuparía un puesto importante en la administración pública de Resistencia, capital del Chaco. "R.S." no fue otro que el mentor de la efímera unión entre Juan Bautista Bairoletto y Segundo David Peralta, allá por 1936.

"Mate Cosido" no era bebedor y a lo largo de su vida tuvo una sola mujer: doña Ramona Romano. Era inteligente y calculador en los operativos que realizaba. Cuando una acción no tenía perspectivas de poder concretarse, prefería abortarla y dejar transcurrir el tiempo necesario para volver a encararla. Eso lo diferenció notablemente con el pampeano Bairoletto, quien era más impulsivo y decididamente criminal.